lunes, 21 de diciembre de 2015

'Maese Pérez, el organista' en Santa Inés

El pasado viernes tuvo lugar la cuarta edición de la lectura teatralizada de la obra Maese Pérez, el organista, del universal Gustavo Adolfo Bécquer.


Fuente: Con los Bécquer en Sevilla

Organizada por componentes de Noches del Baratillo, la asociación Con los Bécquer en Sevilla y Busilis Escritores, se desarrolló en el mejor escenario posible, el Convento de Santa Inés, allí donde nació el mito de Maese Pérez.


Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Este acto viene realizándose en torno a la semana previa a Nochebuena, fecha significativa de la leyenda.
A este motivo se añade el aliciente de celebrarse el fallecimiento de Gustavo Adolfo (22 de diciembre) y el nacimiento de su hermano Valeriano (15 de diciembre).


Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)
  
Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Y como no podía ser de otra forma, el recital estuvo acompañado de un órgano, en esta ocasión a manos de Manuel Bobis.


Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

La obra describe el don del organista, un anciano ciego de nacimiento. Cada Nochebuena la gente esperaba impaciente su aparición para comenzar la misa, pero en una de ellas el organista se puso enfermo.
Aun así asistió maltrecho a tocar, consciente de que sería su última Nochebuena junto al órgano.
La música, como de costumbre, era majestuosa, hasta que el grito de la hija de Maese Pérez trasladó la triste noticia. Mase Pérez había fallecido sobre el instrumento.

El encargado de tocar del órgano al año siguiente fue otro organista, no con buena estima entre los asistentes asiduos.
Pese a que todos consideraban que no estaría a la altura, la sorpresa llegó cuando el órgano comenzó a sonar del mismo modo que con Maese Pérez.
Este nuevo organista aceptó la invitación a tocar al año siguiente, pero lejos de Santa Inés, en la Catedral.

Mientras, la encargada de tocar el órgano de Santa Inés sería la propia hija del fallecido organista, a petición de la abadesa de Santa Inés.
Ella sintió miedo, ya que la noche anterior había visto a su padre tocar el órgano, siendo convencida por la abadesa de que no era real, y que sería su padre quien la inspiraría esa noche.
Ella comenzó a tocar, pero al llegar la consagración se oyó su grito avisando de que veía a su padre tocar el órgano. El órgano permanecía solitario, pero continuaba sonando.
Entonces comprendieron que era el espíritu de Maese Pérez el que estaba tocando el instrumento, y que la maravillosa música del año anterior también se debió a su espíritu, y no a las habilidades del otro organista.